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Argentina :: 21/04/2014

Ante un nuevo intento de legislar sobre la política de calles del movimiento popular

Quebracho

Repudiamos el nuevo intento de legislar sobre la protesta político-social, las manifestaciones, los piquetes o como quiera llamarse, esta vez, por parte de los representantes del gobierno nacional.
Porque es un proyecto de ley noventista, que busca quitarle al pueblo las herramientas que tiene para conquistar y defender derechos sociales y políticos.
De concretarse, significa una clara acción represiva contra el movimiento popular. Pero más allá de que se apruebe o no, es estéril. Porque los militantes genuinos, las organizaciones del pueblo no abandonarán las calles porque exista una legislación que declare legítima o ilegítima una manifestación, una movilización o un piquete. Y porque con una ley, no se resuelve la persistencia de las deudas históricas, la pobreza que viste a muchísimos argentinos, las heridas abiertas, razones que muchas veces dan nacimiento, que explican o llevan a la política de calles.
Pero también, este proyecto de legislación de la política de calles atenta contra la posibilidad de construir una democracia de masas, atenta contra el poder popular, contra un proceso popular constituyente como camino posible para los que creemos que la construcción del Socialismo es la única alternativa al capitalismo.
No se puede combatir a la derecha con políticas de derecha. A los grandes desestabilizadores y enemigos de la patria se los combate con políticas patrióticas y populares.
La conflictividad político-social se resuelve con políticas públicas, de estado, que terminen con la desigualdad estructural, la pobreza, con leyes de salvación económicas, educativas y sanitarias.
Hoy las políticas sociales de estado no son alcanzables mediante un petitorio. Hoy los laburantes echados no son reincorporados mediante el diálogo con el patrón. Ni hoy ni nunca. Ni el gobierno nacional, ni el gobierno de la ciudad, ni los gobiernos provinciales, del color político que sean, tienen líneas de trabajo de conjunto con las organizaciones populares, para resolver las distintas problemáticas políticas y sociales.
Lamentamos también que se ponga un equipo de dirigentes políticos a trabajar para una ley antipueblo mientras no se hace lo mismo para presentar una para evitar el juego macabro de especulación, para retrotraer y congelar los precios, y cedan en el intento de avanzar sobre la corporación judicial, que sigue intacta desde la dictadura genocida, ante la presión del bloque dominante.
¿Con esto se busca ser consecuente con planteos que se vienen haciendo desde las clases medias, el bloque dominante y la mentalidad conservadora de clase? ¿Tiene que ver con búsqueda de apoyo electoral de sectores que ganaron como nadie y como nunca, durante la última década, y ahora están descontentos?
Lamentamos que hombres como Carlos Kunkel, que rompieron con Perón en el año 74 por oponerse a una reforma del código que buscaba profundizar la persecución y condenas contra el movimiento obrero y popular, ahora estén al frente de la presentación de un proyecto de ley noventista que busca quitar sus herramientas políticas al movimiento popular.
Muchas veces se ha tratado de hacer algo así. Como antes, creemos que eso irá a ningún lado si es que consideramos que desde 2001 hemos logrado como pueblo escalar varios pisos en nuestra subjetividad política.
Más allá de todo, la persecución y condena contra los militantes populares es un hecho. Basta citar los más de 5000 procesados por luchar que tenemos en el movimiento popular. Basta traer a escena la prisión que enfrentan los dirigentes de nuestra organización, Fernando Esteche y Raúl Lescano, quienes están detenidos desde el pasado 3 de diciembre
Hoy hay una revancha política que asoma. La revancha neoliberal. Comenzó por Esteche y Lescano, condenándolos a casi 4 años de prisión, y con un juicio que se viene, puntualmente contra Fernando Esteche, por manifestarse contra el FMI en 2004, donde buscan profundizar la condena.
Como pueblo, desde el pueblo, contra esta revancha que asoma y que muestra los dientes, las políticas deben ser las opuestas a este intento de legislación de las manifestaciones populares.
La calle sigue siendo escenario principal de acumulación, de lucha y de victorias políticas, donde organizaciones populares, partidos, movimientos, asambleas despliegan política, exponen problemáticas sociales, disputan cuotas de poder, resisten, se hacen escuchar, irrumpen como pueden, con las herramientas que siempre hemos contado como pueblo, o con las herramientas que vamos construyendo. Y lo seguiremos haciendo, a pesar de que alguien pretenda confiscar también esa dimensión de la política popular.

 

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