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Nacionales Galiza :: 29/04/2017

Recuerdo galego de un revolucionario vasco: Justo de la Cueva

Mauricio Castro
...por la firme convicción que con él compartimos en la viabilidad de un futuro comunista para la humanidad.

 

Lo conocí en los tiempos de la Red Vasca Roja, cuando internet empezaba, aún el siglo pasado.

Durante aquella ya alejada década de los 90, colaboré varios años en la versión galega de la Basque Red Net / Red Vasca Roja / Rede Basca Vermelha, traduciendo y redactando textos e incorporando el galego-portugués a aquel proyecto internacionalista.

Antes de conocerlo personalmente, ya tenía la referencia del legendario trabajo que, juntamente con su compañera Margari (Margarita Ayestarán), él había publicado a inicios de los años 70: “Las familias de la provincia de Pontevedra en 1974.
Galleguidad y conflicto lingüístico gallego”, indispensable y pionero estudio de campo dedicado a los usos del galego los últimos años del franquismo, citado en todas las bibliografías de temática demolingüística en Galiza.

Me chocó la imediatez con que asumió mi propuesta de incorporar el galego-português a la Basque Red Net. Con la simplicidad con que acostumbra hacerlo quién ve la cuestión desde fuera y está libre de prejuicios, se mostró de acuerdo y manifestó explícitamente su apoyo a la unidad lingüística galego-luso-brasileña que una parte de la juventud independentista galega defendíamos con vehemencia en aquellos años 90. Como buen internacionalista, él era ya en entonces un simpatizante de nuestra causa lingüística y nacional.

Me impresionó inmediatamente la radicalidad y firmeza de un hombre de la edad de mi padre (un año más joven, en realidad) y, como él, de trayectoria antifascista. Justo, madrileño que venía de la militáncia histórica del PSOE marxista, lo abandonó inmediatamente cuando comprobó la imparable descomposición del partido fundado en el siglo XIX por el ferrolano, y también marxista, Pablo Iglesias. Especial y justificado desprecio sentía por la generación traidora de Felipe González.

La vida llevó al joven sociólogo a la capital de Navarra, donde se sumó inmediatamente a las filas revolucionarias de Herri Batasuna, encarnando la más genuina praxis internacionalista, al convertirse, hasta el fin de sus días, en un insobornable independentista vasco.

Nos conocimos personalmente cuando empezó a visitar Galiza, en el final del siglo pasado, invitado por las organizaciones de la izquierda independentista galega en que yo militaba, y que intentaba reorganizarse en aquel fin de siglo. Participó con nosotros en jornadas de formación, cursos internos, conferencias, mobilizaciones, conversaciones y cenas de confraternización... tenía la cualidad revolucionaria de borrar las distáncias generacionales, a través de la camaradería con todos y todas, sin importar la edad. Siempre espontáneamente irreverente y radical, su simpatía y entrega tocaba nuestros coraciones.

También para mí fue un referente formativo. Estudioso riguroso del marxismo y de la sociedad vasca en que desarroaba su militancia, se entregaba con idéntica generosidad al activismo internacionalistas junto a la joven militancia independentista y comunista galega. Fue también un firme partidario del uso de las nuevas tecnologías al servicio del activismo revolucionario, como quedó patente en su obra “Internet solidario”, publicada en 1996 bajo pseudónimo, en la editora Txalaparta, y en su activismo en la Red Vasca Roja, con el envío masivo de sus exhaustivos análisis semanales por correo electrónico para subscriptores. Fue sin duda también un pionero de la contrainformación en la red.

Además de sus obras anteriores de referencia (cómo olvidar la monumental “Negación vasca radical del capitalismo mundial”?) Elaboró textos formativos y documentos específicos destinados a todos y todas nosotros. Recuerdo especialmente, por ser yo generalmente el encargado de las traducciones, su “Esplendor, crisis y reconstrucción de la alternativa comunista”, del año 2000, escrito para nosotros, militantes en aquellos años de Primera Linha, una pequeña, digna y activa organización comunista galega. Coincidíamos con él, y con otros viejos comunistas que sobrevivieron a la debacle soviética, como el viejo y recordado Chico Martins, en la necesidad de reconstruir la alternativa comunista en unos años de fuerte resaca después de la derrota de la experiencia de la URSS.

Los años pasaron.
El Estado español presionó para callar su activismo cibernético, clausurando definitivamente la Red Vasca Roja. Creo que eso fue en 2004.

Los problemas de salud de su compañera y de él mismo impidieron que pudiera viajar como antes hacía y nuestros contactos fueron distanciándose. La muerte, en 2011, de su compañera de toda una vida, Margari, fue especialmente dura para él, según me reconoció emocionado.

Queda en mi memoria su carácter alegre, abierto, de una buena persona, comprometida con la humanidad y firme convencido del futuro del comunismo.

Estoy seguro de que, igual que para mí, Justo de la Cueva se queda en la emocionada memoria de un gran número de camaradas de las diversas nacionalidades de la Península Ibérica que tuvimos la suerte de conocerlo y hoy lo recordamos, no solo con tristeza, sino también con una sonrisa de complicidad con el viejo...

...por la firme convicción que con él compartimos en la viabilidad de un futuro comunista para la humanidad.

Agur eta ohore, burkidea!

 


 

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