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Nacionales Galiza :: 28/02/2017

¿Renta Básica?

Mauricio Castro

Hace unos días, recibí por correo electrónico el link de un nuevo vídeo de promoción <https://youtu.be/0WeB9ppG8kM> de la llamada "Renta Básica", de poco más de 5 minutos de duración y realizado pola Red española del mismo nombre.

 

Permítaseme comenzar por aclarar una cuestión previa antes de responder a la pregunta del título. Considero la lucha por las reformas importante, fundamental, imprescindible... e insuficiente.

 

Un ejemplo de eso es la llamada Renta Básica, tal y como es formulada y defendida en ese vídeo, que a continuación pasamos a comentar:

 

Partiendo de una serie de lugares comunes y asumiendo la imposibilidad de transitar más allá de las condiciones impuestas por el actual modo histórico de producción, la Red Renta Básica nos propone la cuadratura del círculo: algo así como engañar a los “más ricos” para que, visto que “no hay trabajo” (por culpa de las “máquinas”), admitan financiar por vía fiscal una renta universal que, por un lado, permita vivir al cada vez mayor número de personas que no pueden trabajar y, por otro, dé opción a quién pueda hacerlo para negociar, “en igualdad de condiciones”, un “contrato digno”.

 

¿Fin del empleo?

 

El primer tópico presentado inmediatamente en los segundos iniciales del vídeo sitúa las “máquinas” como causa principal de la actual crisis del sistema. De manera confusa, este vídeo se suma al coro de voces que lleva décadas anunciando el “fin del empleo”, según afirma, “debido al desarrollo tecnológico”. Es por eso, añade, que “el capitalismo actual” no puede garantizar un empleo para todas las personas. Decimos que lo hace de manera confusa, porque a continuación dice que la causa está en las equivocadas “políticas económicas” de los gobiernos. Entonces, finalmente, es por culpa de las “máquinas” y de la “tecnología” o de las “políticas económicas”? No queda claro.

 

La verdad es que el capitalismo nunca garantizó un empleo para todas las personas, entre otras cousas por no haber sido nunca ese su objetivo. Al contrario, el inevitable desempleo (recordemos el “ejército industrial de reserva” de Marx) siempre funcionó como forma de presión sobre los salarios, horarios y derechos de quienes sí trabajan. Tampoco la llamada “precariedad” es una novedad, siendo la superexploración de la fuerza de trabajo una de las palancas tradicionales y necesarias en el proceso histórico de acumulación capitalista, principalmente en las épocas de crisis, en busca de su único y verdadero objetivo: la rentabilidad.

 

Nadie niega que los avances tecnológicos y la maquinización permitan prescindir de contingentes de mao de obra, gracias a la mayor productividad, que incrementa el beneficio individual de los capitalistas más avanzados en cada sector productivo. Sin embargo, eso también crea una inestabilidad resultante de la expulsión creciente de populación sobrante del proceso de producción... y de consumo.

 

Lo que favorece a los capitalistas individuales más avanzados perjudica el capital en su conjunto, dificultando su valorización y conduciendo a la sobreproducción. A fin de cuentas, desde que el capital se erigió como contraditoria forma de reproducción social dominante, ha sido precisamente la sobreproducción periódica resultante de ese proceso la que ha provocado todas las crisis cíclicas, incluidas las que, como la más reciente, se presentan con forma “financiera”. Nada nuevo tampoco en eso.

 

¿Redistribuir beneficios o superar el actual modo de producción?

 

Dicho en otras palabras y resumiendo, cabría preguntar a la Red Renta Básica: Si los dueños de las máquinas dejan, precisamente a causa de las máquinas, de recurrir a la exploración masiva de la fuerza de trabajo ajena como fuente de su riqueza (como siempre hicieron), ¿cuál será en el futuro la fuente de esa riqueza? ¿Las máquinas? ¿La tecnología? ¿Encarnará entonces la suma “máquinas + renta básica” la fórmula mágica para la superación del modo de producción capitalista y de las luchas de clases como motor de la historia?. ¿Y todo eso se hará mediante la financiación vía impuestos por parte de los propios capitalistas?

 

Con esa ingenua perspectiva, la novedad de la propuesta de Renta Básica estaría en el intento de evitar las profundas contradicciones que atraviesan este sistema: asumiendo las condiciones de reproducción de la vida social que el capital nos impone, deberíamos intentar, en simultáneo, que esas contradicciones se borren a través de una renta ciudadana universal que evite las aristas más cortantes de las relaciones sociales propias del capitalismo. O sea, “redistribuyendo” parte de los beneficios de aquella minoría de los “más ricos”, ilusoriamente obtenidos del trabajo muerto de las máquinas, se garantizaría no solo la reproducción del valor de la “menguante” fuerza de trabajo (¡algo que el sistema siempre hizo y sigue haciendo!), sino también la subsistencia subsidiada de la creciente población sobrante.

 

No sabemos si esos super ricos que gobiernan el mundo estarán de acuerdo con la propuesta, aunque la Renta Básica está teniendo cada vez más audiencia en sectores de la propia clase burguesa, según nos cuentan los medios de comunicación del sistema. Ya que ninguna clase dominante optó nunca en la historia por el suicidio, eso parece indicar que esa propuesta estaría lejos de poner en riesgo la posición hegemónica de aquellos que el vídeo denomina “los más ricos”.

 

Debemos tener en cuenta que se trataría, tal como se reconoce en el vídeo promocional que comentamos, sólo de “redistribuir” la renta, no de cambiar los mecanismos profundos de la reproducción social capitalista; de hecho, el vídeo ni siquiera recoge otras medidas más acordes con la consideración que para la izquierda siempre ha merecido el trabajo, tales como la reducción de la jornada laboral y el consiguiente reparto del empleo sin rebajas salariales. Ahí sí encontraríamos el germen de la superación de la lógica histórica del capital, una vez que obligaría a enfrentarse con la dicotomía entre la tasa individual de beneficio de cada patrón, en competencia con los otros, y la recuperación, por parte de los propios productores y productoras, de una parte del que hasta hoy ha sido trabajo no pagado. No hace falta decir que la segunda opción obligaría a retirar del proceso productivo la única pieza totalmente prescindible, por su carácter improdutivo y parasitário: el patrón-propietario de la industria o empresa.

 

Lejos de eso, la Renta Básica representa solo una propuesta de aquellas com las que, históricamente, una parte de la izquierda ha intentado compatibilizar la explotación capitalista con la erradicación de las expresiónes más crudas de la pobreza que provoca. De ahí que merezca un rechazo radical en la forma como se presenta por parte de la Red Renta Básica: como alternativa estratégica capaz de conducir a un capitalismo harmónico, mediante la redistribuición fiscal de la riqueza.

 

Retomando lo que afirmé en el párrafo inicial, considero imprescindible reclamar, como la izquierda siempre ha hecho, más gasto social para la clase trabajadora y para los sectores que más sufren la desigualdad estructural del sistema: paradas, pensionistas, sin-papeles... así como es necesario luchar por las mejoras salariales y otros derechos sociales de carácter parcial, cada vez más cuestionados con la escusa, precisamente, de la crisis. Creo también que el reparto del empleo sin pérdida de salario debería ocupar una posición central en esas luchas.

 

Sin embargo, ninguna de esas medidas constituye, en sí misma ni combinadas, una alternativa a la radical injusticia que sostiene el sistema. Ahora bien, aspirar a que la redistribuición fiscal del patrimonio de los super ricos sustituya la lucha por la superación del actual modo de producción supone no solo asumir que centenas de miles de galegos y galegas sobran en el proceso de reproducción social (en la perspectiva del vídeo que comentamos, serían millones de españoles), sino también considerar irreversible la posición de hegemonía de clase que la burguesia ocupa como clase dominante en el modo de producción capitalista.

 

Seguramente sea eso lo que explica que la propia burguesia se encuentre dividida a la hora de valorar la conveniencia de establecer algún tipo de renta social básica, como ya ha hecho en algunos lugares del mundo. Por lo demás, merece la pena recordar que el gasto social es un recurso habitual de la clase dominante, a través de los gobiernos, para posibilitar una cierta paz social que de la estabilidad necesaria al proceso de acumulación.

 

A fin de cuentas, y mirando frontalmente la situación de la izquierda en Galiza y en Europa, tal vez sea la ausencia de movimientos de verdadera contestación al sistema la que lleve a que ni siquiera medidas paliativas como la renta básica que comentamos hayan sido hasta hoy tomadas en cuenta...

 

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