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Nacionales Galiza :: 11/06/2009

No queríais caldo, tomad dos tazas...

Revista anarquista Abordaxe!
[Cast/Gal] Reflexión sobre las últimas jornadas de lucha del metal mientras que actualmente se mantienen las conversaciones tras aplazar la huelga.

[Cast]

No es sorprendente que en tiempos de crisis como los que estamos viviendo, salte la chispa de un clásico en Vigo, de nuevo una huelga del metal reaparece en la ciudad olívica.

Durante varias mañanas reina el caos, las barricadas y el fuego, recordándonos antiguas luchas de huelga permanente y autonomismo obrero... Si en las huelgas de Ascón, en aquellos tiempos convulsos, se entonaba el “¡Jei, jei, resistirei!”, ahora podías escuchar “¡Lume, Lume, Lume...!”, al pie de la barricada formada en cualquier esquina.

De nuevo salen los grupos de incontrolados a sembrar el caos en Vigo, el “salvajismo” que tanto asusta a la patronal y los currelas, más unidos que nunca, demuestran de lo que son capaces... Las autoridades tiemblan.

¡Quién los viese en lucha permanente contra todo este sistema putrefacto!

La primera jornada de huelga, el miércoles 3 de junio, se preveía tranquila, así corría la voz por Vigo. Pero una vez concentradxs en la Plaza de España, hasta lxs que no somos del metal presentimos que algo iba a suceder. Se respiraba en el ambiente esa inquietud propia de quienes no se quieren resignar, había que incidir en la normalidad. Y no hubo que esperar mucho, pues fue cuando de súpeto la típica listilla con prisa se cuela con su auto burlando el corte de tráfico. Pero para listillos nosotrxs… inmediatamente los trabajadores rodean el auto y aparecen las grilleiras con los antidisturbios que empiezan a cargar...

Comienza la guerra.

A golpe de indignación y gritos se decide bajar a Barreras (el astillero más grande de Vigo). Para enfrentarse a las fuerzas del orden en igualdad de condiciones es importante conocer el terreno sobre el que nos vamos a mover. Parecía, de nuevo, un viaje en la máquina del tiempo a las expropiaciones de las fábricas de antes.

Querían fuego e hicieron fuego, y mucho. Barricadas incendiarias cerraban los accesos al astillero, unxs a defenderse desde lo alto del muro del astillero desde donde había buena visibilidad de la rotonda donde se concentraban los antidisturbios, otrxs a cubrir las zonas de acceso, cargadxs de tirachinas, tornillos, cohetes... Todo vale para hacer recular a los maderos que no dudaban un instante en lanzar bolas de goma y botes de humo.

Finalmente, salteando estos inconvenientes, fue posible un mayor acercamiento a los robocops que determinaron por huir de la lluvia de tornillos que recibían tan de cerca.

En fin, currelas 1- policía 0.

Al dia siguiente, ya el sexto dia de huelga, no era necesario ni hablarlo, había que responder a la provocación policial del dia anterior. Y reunidos desde las 7 de la mañana en Barreras, se decidió colapsar el centro de Vigo. Eran miles las personas que se lanzaron por el casco viejo gritando más “¡Lume!”, a la vez que se ponía en práctica con la quema de los contenedores y se tiraban vallas, barricando un día más las calles viguesas.

La ciudadanía asistía perpleja al caos de la ciudad, pero en general, cómplice y solidaria con los manifestantes, y viendo la crudeza de la actuación policial, ayudaban dando pistas de por dónde podían estar las grilleras, que a más de una le cogieron por sorpresa saliendo de los callejones de la zona vieja.

Se llega hasta el ayuntamiento y allí la policía recrudece la represión y empieza a cargar arbitrariamente entre el desbarajuste, a diestro y siniestro, sin importar quién estuviese (madres con hijos, abuelos paseando...), haciendo alarde, una vez más, de su impunidad a la hora de reprimir y, claro está, de su inhumanidad.

No podían permitir que se extendiese la revuelta por toda la ciudad y, para evitarlo, utilizan la estrategia de contención, evitando que los trabajadores del metal expandan su lucha más allá de los astilleros. Y así, en el ayuntamiento, la fuerte carga policial logra finalmente que se decida de nuevo bajar a Barreras. En este sentido, la victoria la tiene el poder, ya que consiguen recuperar la normalidad en la ciudad y recular a los trabajadores al astillero, donde no molestan. Pero tampoco podemos negar que allí hay muchos más medios al alcance para de nuevo enfrentarse con quienes están a reprimir duramente. Quién rebatiría que esto también tiene mucho de venganza...

En pie de guerra se forma otra batalla campal en el astillero. Una batalla más intensa en número de participación con respecto al día anterior e incluso diría que en sentimientos de rabia y venganza...
No puedo dejar de esbozar una sonrisa en mi rostro cuando pienso en lo fácil que resultó auto-organizarse espontánea y autónomamente para hacer una pequeña revuelta, porque así es como la veo, con aires de recuerdo de un tiempo de luchas autónomas obreras como la que se vivió en Ascón. Me viene una sonrisa cuando veo que aún existen ganas de combatir y no dejar que nos tomen por tontxs, defendernos de un sistema que nos aniquila con su violencia diaria, que nos quiere hacer pagar su propia crisis. Me río con gusto cuando la indignación se lleva a la práctica con la acción directa, sin mediación, sin mendigar limosnas al poder. Son momentos en los que desaparece todo rastro sindical: ni paz social, ni pacto sindical. Momentos en los que tienes a cientos de compañerxs por unas horas a los que no les conoces el rostro (ni quieres conocerlo) pero por los que lo darías todo, momentos de apoyo mutuo...

Cómo disfruto cuando veo cómo se retoma el control de nuestras propias decisiones...

Son muchxs lxs que opinan que esas no son las formas para llevar a cabo una lucha, opiniones que criminalizan la violencia. Y es que el auge de la moralidad pacifista demócrata en la actualidad aun agrava más nuestra condición de reprimidos. La paz social es implantada por decreto, y sin embargo la guerra permanece aún en nuestras entrañas. Y no puede ser de otra forma, cuando estamos en permanente tensión recibiendo la violencia del sistema, la única violencia que está justificada y legitimada: de los patrones a sus trabajadores, de los gobiernos a los ciudadanos, de los profesores a los alumnos, y de la constante esclavitud cotidiana que vivimos a lo largo de nuestras vidas (educación, trabajo, ratos libres -para consumir libremente, claro está-, la publicidad y sus cánones, el civismo, la anulación absoluta de las expresiones pasionales y naturales, la culpabilidad cristiana...).

¿Como vamos a combatir este sometimiento, esta dominación? ¿Poniendo la otra mejilla? ¿Combatir la dominación, siendo dominadas? Que salga la furia, la rabia, las ganas de destruir lo que nos está matando. Esa será la forma de combatirlo realmente... Los buenos civilizados «muchos enemigos del Imperio, deseosos de vencerlo, sí, pero con buenas maneras» (1) , aquelxs que no comprenden que están alargando la agonía mientras dicen que «comparten la disidencia pero no el odio, comprenden la indignación pero no la rabia; lanzan eslóganes de protesta pero no gritos de guerra», consumen sus vidas mientras esperan poder comenzar a vivir. La resignación es un suicidio cotidiano, y si el trabajo es salud... que trabajen los enfermos.

Desde luego que, como anarquistas, consideraremos la revuelta en todas sus formas. No se trata de buscar una solución política, esto es una lucha social de un momento y en un lugar concreto, donde nos autorganizaremos individuos apasionados y en tensión con el poder y el sistema. ¡Qué más justificación que esa!

Momentos que nacen de la conciencia de ser dominadas. Porque no nos cansaremos de decir que ningún acto de revuelta es inútil...

"Como me tratan de gato salvaje, me pongo a robar gallinas"
Refranero popular


(1) Bárbaros, la insurgencia desordenada.
Edición Biblioteca Social Hermanos Quero, Granada, 2006.

Revista anarquista Abordaxe!



[Gal]

Non é sorprendente que en tempos de crise como os que estamos a viver, salte a chispa dun clásico en Vigo, de novo unha folga do metal reaparece na cidade olívica.

Durante varias mañáns reina o caos, as barricadas e o lume, lembrándonos antigas loitas de folga permanente e autonomismo obreiro... Se nas folgas de Ascón, naqueles tempos convulsos, se entonaba o “¡Jei, jei, resistirei!”, agora podías escoitar “¡Lume, Lume, Lume...!”, ao pé da barricada formada en cualquer recuncho.

De novo saen os grupos de incontrolados a sementar o caos en Vigo, o “salvaxismo” que tanto asusta á patronal e os currelas, máis unidos que nunca, demostran do que son capaces... As autoridades tremen.
¡Quen os vira en loita permanente contra todo este sistema putrefacto!

A primeira xornada de folga, o mércores 3 de xuño, predecíase tranquila, así corría a voz por Vigo. Mas unha vez concentradxs na Praza de España, ata @s que non somos do metal presentimos que algo ía suceder. Respirábase no ambiente esa inquietude propia de quenes non se queren resignar, había que incidir na normalidade. E non houbo que aguardar moito, pois foi cuando de súpeto a típica listilla con presa cólase co auto burlando o corte de tráfico. Pero para listillos nós… inmediatamente os traballadores rodean o auto e aparecen as grilleiras cos antidisturbios que empezan a cargar...

Comeza a guerra.

A golpe de indignación e berros decídese baixar a Barreras (o estaleiro máis grande de Vigo). Para enfrentarse ás forzas da orde en igualdade de condicións é importante coñecer o terreo sobre o que nos imos mover. Parecía, de novo, unha viaxe na máquina do tempo ás expropiacións das fábricas de antano.

Querían lume e fixeron lume, e moito. Barricadas incendiarias fechaban os accesos ao estaleiro, uns a defenderse dende o alto do muro do estaleiro dende onde había boa visibilidade da rotonda onde se concentraban os antidisturbios, outros a cubrir as zonas de acceso, cargados de tirabolas, parafusos, foguetes... Todo vale para facer recuar aos madeiros que non dubidaban un intre en lanzar bolas de goma e botes de fume.

Finalmente, salteando estes inconvenientes, foi posible un maior achegamento aos robocops que determinaron por fuxir da chuvia de parafusos que recibían tan de preto.

En fin, currelas 1- policía 0.

Ao dia seguinte, xa o sexto dia de folga, non era necesario nen falalo, había que responder á provocación policial do dia anterior. E reunidos dende as 7 da mañá en Barreras, decidiuse colapsar o centro de Vigo. Eran miles as persoas que se lanzaron polo casco vello berrando máis “¡Lume!”, á vez que se poñía en práctica coa queima dos contenedores e se tiraban vallas, barricando un día máis as rúas viguesas.

A cidadanía asistía perplexa ao caos da cidade, mais en xeral, cómplice e solidaria cos manifestantes, e vendo a crudeza da actuación policial, axudaban dando pistas de onde podían estar as grilleiras, que a máis de unha lle colleron por sorpresa saindo das calexas da zona vella.
Chégase ata o concello e alí a policía recrudece a represión e empeza a cargar arbitrariamente entre o desbaraxute, a diestro e siniestro, sen importar quen estivera (nais con fillos, avós paseando...), facendo alarde, unha vez mais, da sua impunidade á hora de reprimir e, claro está, da sua inhumanidade.

Non podían permitir que se extendera a revolta por toda a cidade e para evitalo, utilizan a estratexia de contención, evitando que os traballadores do metal expandan a sua loita máis alá dos estaleiros. E así, no concello, a forte carga policial logra finalmente que se decida de novo baixar a Barreras. Neste senso, a victoria a ten o poder, xa que consiguen recuperar a normalidade na cidade e recuar aos traballadores ao estaleiro, onde non molestan. Mas tampouco podemos negar que alí hai moitos máis medios ao alcance para de novo enfrentarse con quenes están a reprimir duramente. Quen rebatiría que isto tamén ten moito de vinganza...

En pé de guerra fórmase unha outra batalla campal no estaleiro. Unha batalla máis intensa en número de participación con respeito ao día anterior e incluso diría que en sentimentos de rabia e vinganza... Non podo deixar de esbozar un sorriso no meu rostro cuando penso no fácil que resultou auto-organizarse espontánea e autónomamente para facer unha pequena revolta, porque así é como a vexo, con aires de lembranza dun tempo de loitas autónomas obreiras como a que se viviu en Ascón. Veme o sorriso cuando vexo que ainda existen ganas de combatir e non deixar que nos tomen por tontxs, defendernos dun sistema que nos aniquila coa sua violencia diaria, que nos quere facer pagar a sua propia crise. Ríome con gusto cuando a indignación se leva a práctica coa acción directa, sen mediación, sen mendigar limosnas ao poder. Son momentos nos que desaparece todo rastro sindical: nen paz social, nen pacto sindical. Momentos nos que tes a centos de compañeirxs por unhas horas aos que non lles coñeces o rostro (nen queres coñecerllo) pero polos que o darías todo, momentos de apoio mutuo...

Como disfruto cuando vexo como se retoma o control das nosas propias decisións...

Son moitas as que opinan que esas non son as formas para levar a cabo unha loita, opinións que criminalizan a violencia. E é que o auxe da moralidade pacifista demócrata na actualidade ainda agrava máis a nosa condición de reprimidos. A paz social é implantada por decreto, e sen embargo a guerra permanece ainda nas nosas entrañas. E non pode ser doutra forma, cuando estamos en permanente tensión recibindo a violencia do sistema, a única violencia que está xustificada e lexitimada: dos patróns aos seus traballadores, dos governos aos cidadáns, dos profesores aos alumno, e da constante escravitude cotidiana que vivimos ao longo das nosas vidas (educación, traballo, ratos libres -para consumir libremente, claro está-, a publicidade e os seus cánones, o civismo, a anulación absoluta das expresións pasionais e naturais, a culpabilidade cristiana...).

¿Como imos combatir este sometimento, esta dominación? ¿Poñendo a outra meixela? ¿Combatir a dominación, sendo dominadas? Que saia a furia, a rabia, as ganas de destruir o que nos está matando. Esa será a forma de combatilo realmente... Os bos civilizados «moitos inimigos do Imperio, desexosos de vencelo, sí, pero con boas maneiras» (1) , aquelxs que non comprenden que que están alongando a agonía mentres din que «comparten a disidencia pero non o odio, comprenden a indignación pero non a rabia; lanzan eslóganes de protesta pero non berros de guerra», consumen as suas vidas mentres esperan poder comezar a viver. A resignación é un suicidio cotidiano, e se o traballo é saúde... que traballen os enfermos.

Dende logo que, como anarquistas, consideraremos a revolta en todas as suas formas. Non se trata de buscar unha solución política, isto é unha loita social dun momento e nun lugar concretos, onde nos autorganizaremos individuos apasionados e en tensión co poder e o sistema. ¡Que mais xustificación que esa!

Momentos que nacen da consciencia de ser dominadas.

Porque non nos cansaremos de dicir que ningún acto de revolta é inútil...

"Como me tratan de gato salvaxe, póñome a roubar galiñas"

Refraneiro popular


(1) Bárbaros, la insurgencia desordenada.
Edición Biblioteca Social Hermanos Quero, Granada, 2006.

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