lahaine.org
Nacionales Galiza :: 23/08/2011

[Cast/Gal] Violencia policial: El pan nuestro de cada día

Mauricio Castro
Fue una “bendición” que periodistas y fotógrafos fuesen agredidos por los uniformados, porque sólo eso nos permitió asistir en la televisión a las “hostias”

Castellano

Aprovechando el agobiante ambiente católico que, por imperativo legal, se respira en estes días, defino con esa sentencia religiosa la actitud cotidiana de la que es, sin duda, una de las policías más violentas de Europa: la española.

Una fuerza represiva que volvió a ejercer como tal em Madrid, durante las importantes protestas que respondieron a la financiación pública de la visita papal en plena crisis y en el medio de recortes sociales generalizados.

Sin referirnos a los profesionales concretos que sufrieron esa violencia, diremos que fue una “bendición” que varios periodistas y fotógrafos fuesen agredidos por los uniformados de azul, porque sólo eso nos permitió asistir en la televisión a las “hostias” repartidas por la policía en Madrid.
Las personas que participamos en manifestaciones de esas que llaman “antisistema” o incluso en protestas vecinales, laborales o de otro tipo, conocemos muy bien su papel puramente represivo. Ya hemos comprobado la abundancia de fascistas en sus filas y la impunidad con la que las instituciones españolas agradecen su trabajo “bien hecho”, como acostumbra a ser definido por el correspondiente subdelegado del gobierno.

Ya fuimos insultados, provocados, agredidos, y detenidos por osar ocupar las calles y ejercer derechos tan “subversivos” como el de manifestación o de libre expresión de ideas. No nos sorprendemos cuando, como ayer sucedió, vemos las imágenes en que una chica que pasaba cerca de la manifestación laica lleva un golpe directo en la cara, ni más ni menos, y a continuación su compañero es golpeado al intentar ayudarla a abandonar el lugar.

Muchos ya fuimos denunciados por “resistencia a la autoridad”, después de ser víctimas de maltrato durante las detenciones totalmente injustificadas, siendo juzgados y escuchando falsas acusaciones durante juicios que acostumbran a confirmar la impunidad con la que obran estes supuestos “defensores de la ley”.

Sin embargo, es importante que esa realidad llegue a la mayoría de la sociedad, que vive al margen de la misma hasta que, en algunos casos, alguien tiene que padecerla. De ahí que consideremos una buena noticia que los profesionales de la información se vean, de vez en cuando, directamente afectados por la violencia institucionalizada, como ahora ha sucedido en Madrid. Sólo así, y gracias al corporativismo del mundo periodístico, conseguimos que la censura de las empresas capitalistas de la información abra una ventana a la libertad informativa. Solo así es posible también que las denuncias lleguen inclusive más allá de las fronteras españolas, dando a conocer el tipo de policía que existe en este Estado podrido y envilecido hasta la médula, y que presume de ser un país democrático.

Como una manifestación más de esa miseria que ofende nuestra dignidad de personas libres, ayer mismo asistimos a la escenificación de una farse en dos actos por parte del aún gobernante PSOE en relación a todo este asunto: En cuanto el ministro José Blanco felicitaba a la policía por sus agresiones contra manisfestantes y viandantes en las calles de Madrid, la jefa de la campaña electoral de Alfredo Pérez Rubalcaba denunciaba en el Twitter los “excesos policiales”, reclamando que no vuelvan a producirse.

Difícilmente podría dar más repugnancia formar parte de ese régimen corrupto nacido de la dictadura nacional-católica franquista. Difícilmente podríamos tener mayor voluntad de romper con todo lo que él significa y ejercer por fin nuestra independencia en una Galiza libre y verdaderamente democrática y Socialista.

Galego

Aproveitando o abafante ambiente católico que, por imperativo legal, se respira nestes dias, defino com essa sentença religiosa a atitude quotidiana da que é, sem dúvida, umha das polícias mais violentas da Europa: a espanhola.

Umha força repressiva que voltou a exercer como tal em Madrid, durante os importantes protestos que contestárom o financiamento público da visita papal em plena crise e no meio de cortes sociais generalizados.

Sem nos referirmos aos profissionais concretos que sofrêrom essa violência, diremos que foi umha ‘bençom’ que vários jornalistas e fotógrafos fossem espancados polos fardados de azul, porque só isso nos permitiu assistir na televisom às ‘óstias’ repartidas pola polícia em Madrid.

As pessoas que participamos em manifestaçons dessas que chamam ‘antissistema’ ou mesmo em protestos vicinais, laborais ou doutro tipo, conhecemos bem o seu papel puramente repressivo. Temos comprovado a abundáncia de fascistas nas suas fileiras e a impunidade com que as instituiçons espanholas agradecem o seu trabalho “bem feito”, como costuma ser definido polo correspondente subdelegado do governo.

Já fomos insultados, provocados, espancados e detidos por ousarmos ocupar as ruas e exercermos direitos tam “subversivos” como o de manifestaçom ou de livre expressom de ideias. Nom nos surpreendemos quando, como ontem aconteceu, vemos as imagens em que umha rapariga que passava por perto da manifestaçom laica leva um murro direto no rosto sem mais nem menos, e a continuaçom o seu companheiro é malhado por tentar ajudá-la a abandonar o lugar.

Muitos já fomos denunciados por “resistência à autoridade”, após sermos vítimas de maltrato durante detençons totalmente injustificadas, sendo julgados e escuitando falsas acusaçons durante julgamentos que costumam confirmar a impunidade com que agem esses supostos “defensores da lei”.

Porém, é importante que essa realidade chegue à maioria da sociedade, que vive à margem da mesma até que, nalguns casos, alguém tem que padecê-la. Daí que consideremos umha boa notícia que os profisisonais da informaçom se vejam, de vez em quando, diretamente afetados pola violência institucionalizada, como agora aconteceu em Madrid. Só assim, e graças ao corporativismo do mundo jornalístico, conseguimos que a censura das empresas capitalistas da informaçom abra umha fresta à liberdade informativa. Só assim é possível que as denúncias cheguem inclusive além das fronteiras espanholas, dando a conhecer que tipo de polícia existe neste Estado apodrecido e envilecido até a medula, e que presume de ser um país democrático.

Como mais umha manifestaçom dessa miséria que ofende a nossa dignidade de pessoas livres, ontem mesmo assistimos à encenaçom de umha farsa em dous atos por parte do ainda governante PSOE em relaçom a todo este assunto: enquanto o ministro José Blanco parabenizava a polícia polas suas agressons contra manifestantes e viandantes nas ruas de Madrid, a chefa da campanha eleitoral de Alfredo Pérez Rubalcava denunciava no Twitter os “excessos policias”, reclamando que “nom voltem a produzir-se”.

Dificilmente poderia dar mais nojo fazer parte desse regime corrupto nascido da ditadura nacional-católica franquista. Dificilmente poderíamos ter maior vontade de romper com todo o que ele significa e exercer por fim a nossa independência numha Galiza livre e verdadeiramente democrática. Socialista.

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal